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(Crónica de Cegatito de San Bernardo)

Milagro (Navarra, España), domingo 9 de junio de 2019. En la Plaza de Toros Monumental de El Montecillo se ha celebrado el XI Enfrentamiento Intergaláctico del Milenio, el mano a mano Revillita-Castañita. Festejo extraordinario a plaza llena (reventa funcionando a tope), organizado con gran lujo por el empresario Fernando León, que se supera cada año, aunque en esta ocasión ha sido objeto de muchas críticas, pues el festejo taurino ha coincidido con la final del torneo de tenis de Roland Garros, en la que Rafa Nadal ha ganado su duodécimo título. Debido a esta coincidencia, había muchos huecos en las gradas de la pista central parisina, lo que ha causado un grave perjuicio económico a los organizadores. Nos consta que el Presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha llamado a Pedro Sánchez para quejarse por esta circunstancia. Dejando esto al margen, debemos señalar que el ambiente previo al festejo era más apasionado que nunca, con millones de aficionados hablando de toros por las calles y haciendo sus pronósticos. Por motivos de seguridad, la fan zone de Revillita estaba situada a dos kilómetros al norte de la plaza de toros, y la fan zone de Castañita en el lado contrario, a unos dos kilómetros al sur. Gracias a esto, no hubo que lamentar incidentes entre los seguidores más entusiastas de ambos diestros. Una vez más, se nos agotan las palabras para describir lo que hemos visto en el ruedo. Ante toros de espectacular presencia, Revillita ha dictado un curso completo del mejor toreo. Frente a la fiera, el maestro parece encerrarse en sí mismo para citarse con las musas y derramar toneladas de arte dentro del canon manoletista: quietud, verticalidad y sentimiento que arrebatan al espectador y lo llevan a un estado hipnótico, algo fuera de lo normal y que parece inigualable. Pero entonces interviene en su turno Castañita, se hace dueño del centro del ruedo con pasmosa seguridad, abre el compás y no sólo torea con ambas manos como el mejor, sino que domina como nadie incluso las embestidas más inciertas, en series completas de mano bajísima y mando incontestable. Empaque ordoñista en la derecha elegante, poderosa e inacabable de Castañita. Gracias a la rivalidad entre estos dos fenómenos estamos viviendo una época mágica del toreo, y si hubiera que ponerles un pero, yo les rogaría que no arriesguen tanto, porque esa forma de pisar los terrenos del toro me parece suicida.

Además, hemos disfrutado con grandes faenas de Fran Expósito, César Galarraga, Juan Gazpio, Niño de la Facultad, Juan Lara, Ander, Beñat, Laura, Mariano, que aprovecharon las cualidades del ganado de Santafé Martón, ganadería que siempre destaca por su bravura y nobleza. En resumen, tarde inovidable que vuelve a engrandecer la Fiesta Brava.